“El mundo es de lo hipócritas”.

Eso fue lo que me dijo, hace ya bastantes años, un ex jefe, sentado detrás de su gran escritorio corporativo y con la Misión y Visión de la empresa detrás de él, como una gran aureola que enmarcaba su cabeza.

Apenas escuché eso, creí que lo estaba diciendo en chiste, pero cuando fijé mi mirada en él, me di cuenta que lo decía en serio y que, ante mi sorpresa, hubiese preferido no decirlo.

Hubo un silencio de segundos que parecieron siglos y, pasado eso, sin dejar de mirarlo, le pregunté: “¿Tú eres un hipócrita?”.

No pudo aguantar la mirada, la bajó, se ruborizó, miró para otro lado y cambió de tema, como si nunca hubiese dicho nada.

No tardé mucho en ya no estar en esa empresa, claro.

Era un hipócrita, sí, pero por suerte, el mundo nunca fue suyo.

Cuando salí de la oficina, escuché (creí escuchar) como los cuadritos de la Misión y Visión que estaban detrás de él, se caían y hacían pedazos.

¿Te ha pasado alguna vez algo así?


Contacta a Sebastián

Suscríbete a mi Newsletter




Digital, Empresas, Marketing, Opinion, Transformacion Digital